MichiCuriosidades
Pomada del arma
Este remedio era muy aplicado entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XVIII. La pomada en cuestión era algo de lo más repugnante. Y si no, mirad los ingredientes:
- Musgo de la tumba de un ejecutado. Aguita
- Gusanos y lombrices.
- Polvo de momia. O al menos eso creerían ellos, había una demanda tan alta que no había momias en el mundo suficientes para sacar tanto, con lo cual se obtenía directamente de muertos normales y corrientes :)
- Cerebro de cerdo.
- Minerales normales varios.
Pues bien, no se le ocurrió a alguien otra cosa que machacar mezcladas todas estas porquerías auténticas y pronto empezó a correr el rumor de que esta pomada se debía aplicar a los heridos por arma. Pero no al herido en sí, ¡sino al arma! Muchos cirujanos no operaban las heridas, sino que ponían la pomada al arma que le había hecho el daño porque pensaban que así se curaría al herido al que casi no tocaban y se limitaban a dejarlo con la herida lavada y una venda limpia.
Y el caso es que se demostró que sanaban más heridos con este sorprendente método que a los que los cirujanos operaban.
¿Imposible? Claro que no, esta historia es totalmente cierta. Lo que pasa es que el misterio está en que los médicos de la época operaban en tales condiciones que lo normal era terminar con una infección tremenda contra la que no tenían tratamiento y morir, mientras que los que no eran tocados mientras ponían pomada en el arma que les había herido, en muchos casos sanaban por sí mismos, ya que al menos no habían tenido infección. Vamos, que era una época donde normalmente, como se suele decir, era peor el remedio que la enfermedad.
7 Comments:
Es un buen destino para las armas: Llevarlas al ambulatorio para que los médicos las traten convenientemente.
jajajaja, que historia más buena!!
Miré Don Michi, como sabrían estas personas que ese revoltijo era tan asqueroso que preferían purgar el arma con la pomada que al mismo herido, esto, bien merecido para la espada, y justa venganza para la herida con sano desenlace. Hacían los brebajes, sí, pero, ¡Hombre! Idiotas no eran para probarlo. Pero más de alguno...
PD: Otra historia!!
Leyendo un poco te das cuenta de la suerte de haber nacido ahora y no hace un par de siglos :)
jejejejeje...la proxima vez que me duela la pelota despues de un pedo enorme de garrafón, echaré un par de aspirinas a la botella de whisky y arreando..jajajaja
Curioso :-). Supongo que sería lo más habitual en esa época.
Aspirinas anti-garrafon!! exito seguro en Madrid...
Post a Comment
<< Home